La tarifa plana es una bonificación que permite a los nuevos autónomos cotizar a la Seguridad Social a una tarifa reducida de 80 euros mensuales durante el primer año de actividad. Esta medida ha sido una herramienta clave para facilitar el inicio de nuevas actividades empresariales y profesionales.
Desde su implementación, la tarifa plana ha ofrecido la posibilidad de extender esta bonificación por otros 12 meses, siempre y cuando los ingresos netos anuales del autónomo no superen el Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que actualmente se sitúa en 15.876 euros anuales o 1.323 euros mensuales. Sin embargo, esta extensión no está exenta de riesgos.
Si un autónomo decide acogerse a la extensión de la tarifa plana y sus ingresos finalmente superan el SMI, la Seguridad Social podría reclamar las cuotas no abonadas durante el segundo año. Estas reclamaciones pueden ascender a entre 2.568 euros y 5.400 euros, y podrían realizarse hasta tres años después del periodo en cuestión, lo que podría generar un inconveniente financiero considerable para el autónomo afectado.
Es crucial que los autónomos que planean extender la tarifa plana evalúen cuidadosamente sus proyecciones de ingresos. Dado que prever los ingresos netos puede ser complicado, recomendamos a nuestros clientes considerar todas las variables posibles antes de tomar una decisión que podría implicar futuras obligaciones con la Seguridad Social.
La tarifa plana sigue siendo una opción atractiva para los nuevos autónomos, pero es esencial ser consciente de los posibles compromisos financieros a largo plazo. Si tienes alguna pregunta o necesitas asesoramiento, no dudes en contactarnos. Desde Fisela | Grupo FSL te ayudaremos a tomar las mejores decisiones para tu negocio.