Las catástrofes naturales, como las recientes inundaciones en Valencia, pueden tener un impacto devastador en hogares y empresas, interrumpiendo operaciones y causando daños que pueden comprometer su estabilidad financiera. Terremotos, tormentas severas, erupciones volcánicas y otras situaciones extraordinarias subrayan la importancia de contar con una cobertura de seguros adecuada y una estrategia efectiva de gestión de riesgos. Estas medidas no solo protegen los activos, sino que también pueden marcar la diferencia entre una recuperación rápida y una crisis prolongada.
Aunque muchas pólizas de seguro tradicionales cubren incidentes como incendios, robos y daños por agua, es menos común que incluyan desastres naturales de gran magnitud. No obstante, en España, existe una solución para proteger a los asegurados frente a este tipo de situaciones: el Consorcio de Compensación de Seguros (CCS). Este organismo público, dependiente del Ministerio de Economía, actúa como un respaldo esencial para las aseguradoras y se encarga de indemnizar a las personas afectadas por situaciones que se consideran “riesgos extraordinarios”.
El CCS interviene en casos de fenómenos naturales como inundaciones extraordinarias, terremotos, maremotos, tempestad ciclónica atípica (tornados y vientos con rachas superiores a 120 km/h) y la caída de aerolitos. Además, también ofrece cobertura frente a sucesos políticos o sociales violentos, tales como actos de terrorismo, motines, rebeliones y otros levantamientos que causen daños materiales. En tiempos de paz, si un representante de las Fuerzas Armadas o de los Cuerpos de Seguridad debe tomar medidas que resulten en daños a bienes, el CCS también asume la responsabilidad de la compensación.
Es importante destacar que, aunque el CCS es un ente de titularidad estatal, su financiación proviene de las pólizas privadas a través de un recargo incluido en todos los contratos de seguro. Esto significa que los titulares de seguros contribuyen al fondo que permite al CCS operar y responder ante catástrofes. Para tener derecho a la indemnización, los daños deben haber sido causados por uno de los riesgos extraordinarios reconocidos y es necesario que la persona afectada tenga una póliza en vigor que cubra bienes, vida o accidentes.
La indemnización proporcionada por el CCS se calcula en función del capital asegurado, es decir, el valor máximo pactado en la póliza, y no del monto de la prima pagada. Esto garantiza que los afectados reciban una compensación justa y acorde al valor de sus bienes, siempre dentro de los límites del contrato.
Comprender las condiciones de los seguros y las coberturas incluidas es fundamental. Muchas personas no leen en profundidad los términos de sus pólizas, lo que puede llevar a confusiones en momentos críticos. Es recomendable revisar y familiarizarse con las cláusulas para saber exactamente qué esperar en caso de un siniestro, especialmente cuando se trata de eventos extraordinarios. En Grupo FSL Gestión de Riesgos estamos a tu disposición para resolverte cualquier tipo de duda que te surja sobre este tema.